El candidato inculto

Enrique Ochoa Reza no desperdicia ocasión para afirmar, y repetir como mantra, que el mejor preparado de los candidatos a la Presidencia de la República es José Antonio Meade, y colocan como parte de su dicho el hecho de que haya pasado por cinco secretarías de Estado como titular.

En los debates ante el público y la militancia hace gala de la preparación académica del candidato y asegura que es el más preparado de todos en busca de un puesto de elección popular.

Para Ochoa Reza cualquier persona puede ser un ilustre, incluso un enciclopedista, porque basta verlo llegar a su oficina en Insurgentes norte 59 para saber que no sabe distinguir entre izquierda y derecha, al dar vuelta prohibida hacia las instalaciones del PRI nacional todos los días.

Para el líder del PRI nada es posible sin Meade, llegó al extremo decir que si gana el candidato de morena, México se hundiría en una crisis económica sin precedente ya habría una devaluación que llevaría a la quiebra nuestra economía. Es decir, la devaluación tiene su origen en la capacidad o incapacidad de quien ocupa la silla presidencial. De tal suerte que en muchos años la devaluación no había llegado a los niveles que ahora tiene la moneda mexicana respecto a la del país del norte.

Ochoa Reza afirma que de llegar Morena al poder habría desempleo, pero no se detiene a ver cómo ha crecido el desempleo real en el país, y sobre todo los salarios de miseria en los empleos surgidos durante los últimos cinco años que, por cierto, se convierten en un orgullo de los actuales funcionarios.

El error de Meade es el que más caro le costará a él y al PRI, el precandidato dijo: ’Y si nos aseguramos que esos seis retos están presentes, que esos seis elementos los hemos ‘resolvido’ de manera adecuada, habremos de ser exitosos en materia de pobreza’, distracción que remite a la incapacidad del actual Presidente de la República a la hora de conjugar los versos.

Remitirse a la imagen de Enrique Peña Nieto en un error de conjugación los hace iguales ante el electorado y éste se encuentra en el peor momento de popularidad entre los mexicanos. Su imagen resulta aberrante para muchos mexicanos.

Haber dicho resolvido, remitió a las entrañas de un equipo de funcionarios públicos que se han ganado el repudio de los mexicanos, con y sin derecho al sufragio. Recordemos que fue un niño, que no vota, quien corrigió al entonces secretario de Educación, Aurelio Nuño, actual encargado de la campaña de José Antonio Meade.

Meade ya había incurrido en varios errores muy similares a los cometidos en sus discursos por peña Nieto, recordaremos que en su momento afirmó que le gusta ver un Aguascalientes donde crezca la pobreza.

Los errores al hablar producto de un vocabulario pobre y de una afición a la lectura y a la cultura inexistente, remitieron a todos los mexicanos al pasado que ellos quieren que ya sea pretérito cuanto antes.

Aunque el discurso de Meade no fuera el que es, ratificando la continuidad de lo hecho y no hecho por la actual administración, los errores al hablar lo delatarían como parte de un grupo al que la cultura simplemente no se les da.

Porque el error de Meade, que nunca advirtió hasta que se lo hicieron consciente, no lo comete alguien con cultura media, ni incurre en ese lapsus un estudiante medio de preparatoria, a pesar de que el líder del PRI asegura que es el más preparado de los candidatos a la Presidencia de la República.

Meade no niega la cruz de su parroquia. Y, para comprobarlo, veremos cómo esos equívocos seguirán repitiéndose en sus discursos con los que intenta convocar a la población a votar por él.