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Huachicoleo, la piedra angular de la delincuencia

Huachicoleo, la piedra angular de la delincuencia
Seguridad
Febrero 15, 2019 11:39 hrs.
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Ignacio García › Emmanuel Ameth Noticias

En los últimos dos años el huachicoleo se ha convertido en el centro de la noticia en Hidalgo y paulatinamente la sociedad se ha familiarizado con el robo y comercialización de hidrocarburo que también se ha transformado en la piedra angular de la delincuencia en el estado.

Hidalgo se ha ubicado este año como la entidad que mayor crecimiento en este delito y el segundo estado con más tomas clandestinas localizadas, sólo por debajo de Puebla, por lo que es un problema de seguridad pública que no ha sido controlado pese a la estrategia Hidalgo Seguro y el acompañamiento del Ejército mexicano a la policía estatal, ya que esta práctica sigue vigente con un apoyo implícito de los pobladores que consideran que el combustible es de la nación y no le pertenece a nadie en específico.

Tula, Cuautepec, Mixquiahuala, Tlaxcoapan, Tezontepec, Tepeapulco y Huichapan son algunos de los municipios en donde se ha presentado con mayor incidencia este delito en el estado, por lo que concentran más del 60 por ciento del total de combustible asegurado, no obstante, en dichas comunidades permea una socialización y entendimiento de que el robo no es un delito y que ante el incremento en el precio de la gasolina es la mejor manera de aminorar los efectos adversos en la economía de las familias de dichas regiones.

Del huachicoleo se desprenden distintos delitos como el robo de camionetas que son utilizadas para el traslado de combustible de los ductos subterráneos de Petróleos Mexicanos (Pemex), así como el halconeo que se ha transformado en una práctica relacionada con el crimen organizado en el que personas—principalmente adolescentes---observan que no haya elementos de seguridad que estén cerca mientras realizan la extracción de hidrocarburo, además de que entre las filas de la empresa al servicio del Estado hay decenas de trabajadores corrompidos que informan sobre las líneas en las que circulan los ductos subterráneos para obtener remuneraciones económicas.

El manejo inadecuado de las tomas clandestinas ha provocado incendios constantes y que se desalojen a familias de las comunidades cercanas como ha sucedido en dos ocasiones en Tula, así como intoxicaciones y las viviendas han sido acondicionadas como bodegas, lo que representa un riesgo latente para la población.

Además, los huachicoleros han rebasado armamentísticamente a los policías municipales en dichas zonas y enfrentamientos entre ellos mismos han dejado muertos, por lo que esta situación ha provocado que la percepción de inseguridad en el estado haya incrementado y que Hidalgo haya pasado de la segunda entidad más segura del país en 2016 la sexta en este 2018 y que en el discurso gubernamental se trate de convencer que la situación no es tan crítica, aunque cada semana haya sucesos relacionados con tomas, detenciones, incendios o enfrentamientos relacionados por el huachicoleo y las cifras de Pemex siguen incrementándose.

Como ha ocurrido históricamente en el estado, las autoridades prefieren guardar silencio y minimizar el impacto del huachicoleo antes de aceptar el crecimiento desmedido de este delito que está acompañado de otros ilícitos que serán cada vez más difíciles de ocultar ante una sociedad más temerosa de la falta de garantías que falla en su primera función que es salvaguardar la integridad de su población.

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